La filosofía
como principio de ideologización
Es posible que
muchas filosofías hayan servido de justificación del orden imperante, unas
veces pretendiéndolo explícitamente y otras sin pretenderlo por no percatarse
de lo condicionado que puede estar un pensamiento por la situación en la que se
desenvuelven. Es aquel tipo de filosofías o aquella parte de algunas filosofías
que pretenden positivamente exponer como son las cosas. Pero no todas las filosofías
han sido solamente eso. Ya lo vimos Sócrates,
cuya tarea primera fue crítica, al pretender mostrar como quienes se estimaban
como sabios no lo eran y como sus saberes no eran tales, sino que eran
ignorancias interesadas. Kant, por su lado, a más de veintidós siglos de
distancia, escribe lo más importante de su obra en forma crítica. Marx mismo
escribe casi toda su obra a partir de una crítica. En realidad, casi todos los filósofos
se debaten en permanente crítica unos de otros.
Estos hechos nos
llevan a plantearnos el quehacer de la filosofía respecto de las ideologías.
Cuando se
habla de la ideología de un determinado autor, lo que se entiende en una
primera aproximación es el conjunto más o menos sistemático de ideas que ese
autor expresa. Pero desde Maquiavelo para acá se ha insistido cada vez más en
el carácter subjetivo de los sistemas ideológicos, que tras su intento de representar
lo que es la realidad, lo que podrían estar haciendo es encubrirla en beneficio
de determinados intereses personales o sociales. Fue Marx quien más insistió sistemáticamente
en el carácter de enmascaramiento de las ideologías, que en el fondo no serian
sino reflejos de una determinada estructura socioeconómica; las clases
dominantes intentarían sustituir la verdad de la realidad por toda una
superestructura ideológica, que impediría a las clases dominadas darse cuenta
de las relaciones reales. La ideología seria un sustitutivo de la realidad y un
sustitutivo cuya finalidad objetiva seria enmascarar la realidad, especialmente
la realidad socio histórica; cobra una cierta autonomía y puede así convertirse
en instrumento de lucha. Cada pensamiento, además de su inmediato contenido,
tiene inmediata relación con una determinada situación sea del individuo que lo
construye o se a del momento socio histórico en que aparece. Aunque todo
pensamiento puede ser ideologizado, incluso el aparentemente científico y
racional, es claro que más globalizante, más orientado a dar el sentido de las
cosas y más propicio a convertirse en conciencia operativa a nivel individual o
a nivel social. El elemento ideologizado de un pensamiento estaría, por tanto,
no propiamente en su contenido, sino en lo que ese contenido tiene de relación con
una determinada situación o con una determinada acción.
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