La filosofía
como modo de saber
Los filósofos
se han considerado a sí mismos como los profesionales del saber. ¿Es sostenible
este auto consideración después de que los científicos parecen haberse
apoderado del imperio del saber? ¿No han surgido de la filosofía innumerables
grupos de ciencias que han ido sustituyendo con ventajas el saber “especulativo”
que profesaban los filósofos? ¿Puede seguir llamando al conocimiento filosófico
en el mismo sentido atribuible al conocimiento científico?
Históricamente
no es cierto que haya habido filosofía solo cuando no se daban tipos de saber cómo
lo de la ciencia actual. Aristóteles filosofaba cuando ya estaban constituidas
las matemáticas en algunas de sus bases fundamentales y de sus experimentos biológicos
dice Darwin que muestran su estructura de gigante frente a la de los
naturalistas posteriores, que aun en el aspecto biológico parecen enanos junto
a él. Científicos como Descartes, Leibniz, Newton vieron todavía la necesidad
de filosofía, a la que los dos primeros dedicaron sus mejores esfuerzos. Una historia
de la relación entre ciencia y filosofía podría borrar muchos prejuicios que,
como suele ocurrir con los prejuicios, son frutos de la ignorancia.
Y, sin
embargo, junto a una profunda coincidencia, se dan divergencias notables entre
lo que es el conocimiento filosófico y
lo que es el conocimiento científico.
Ambos coinciden en proponer
dos planos del saber y consecuentemente dos planos de realidad, o dos planos de
realidad y consecuentemente dos planos del saber. Hay, en efecto, un plano del
saber que solo es meramente aparencial que se queda en el parecer de la opinión
y responde al puro aparecer de la cosas; hay otro plano del saber que es
verdaderamente real y que responde a lo que son las cosas realmente.
Muchos filósofos
y científicos han expuesto este hecho de la diversidad de planos en el saber y
en la realidad. Marx lo formuló muy precisamente: si las cosas no mostrasen de
inmediato y sin esfuerzo lo que ellas son realmente, estarían por sobre todo
estudio y todo saber científico. No se estudia y se hace ciencia porque si,
porque la realidad de las cosas se oculta y de esconde tras sus apariencias. Cuando
Marx asimismo considera la realidad económica como la realidad fundamental de la
sociedad y de la historia, hace un gran esfuerzo para superar las apariencias,
que colocarían a lo económico no en el profundo de la realidad, sino en lo que
buenamente se aprecia, se intuye o se siente.
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